No tengo miedo de morirme, pero no
es eso lo que busco. No quiero que la gente me amenace y se olvide de lo que
soy capaz. Sé que no me tiembla la mano a la hora de pegarme un tiro y mis
palabras a veces pueden ser tiroteos en contra de alguien: pueden doler mucho
más que una cachetada y durar mucho más en la consciencia. Entonces, no quiero
ser mala, irónica, no quiero sentirme culpable, no quiero tener que cargar con
las penas de los demás por una causa que NO MERECE LA PENA. Literalmente, esta
causa no tiene conexión con la palabra PENA, no merece la pena, no la vale.